Al contrario que la marcha anterior, donde la niebla y el mal tiempo apenas nos permitió disfrutar del paisaje, en esta ocasión hemos tenido mucha suerte y hemos podido disfrutar de un día muy agradable y de un paisaje francamente bonito. El pozo de las lomas es un bonito lago que se encuentra al final de nuestra ruta y de verdad que merece la pena el esfuerzo. La marcha exige un esfuerzo moderado y puede llegar a ser dura con mal tiempo. Jesús, el nuevo en esto de las marchas de montaña, fruncía el ceño mientras subía y se hacía la eterna pregunta "¿Qué hago yo aquí?". Sin embargo el descanso tumbado al sol escuchando el leve batir de las minúsculas olas en la orilla mientras vemos el vuelo de las aves y reponemos fuerzas con el bocata nos deja más que contentos. Uno de los lugares más bonitos de los que hemos visitado.
La marcha la comenzamos en el pueblo de Cardaño de Arriba. A pesar de que luce el sol y el cielo está prácticamente despejado el viento sopla con mucha fuerza y la temperatura es baja así que nada más salir del coche nos abrigamos con todo lo que llevamos, incluyendo forros, gorros, bufandas y guantes. Poco más tarde nos daríamos cuenta de que el valle hace de pasillo para el viento y éste se encajona llevando fuertes rachas a las partes más bajas. A medida que subimos y el valle se ensancha podemos comprobar como la fuerza del viento va disminuyendo y nos queda un día mucho más agradable.
La subida es prolongada aunque al principio el desnivel es suave. Poco a poco se va incrementando y los últimos tramos de la subida son fuertes y nos hacen sudar. Tenemos que hacer una parada en un llano para descansar unos momentos, reponer fuerzas y beber agua.
Afrontamos el último tramo de subida hasta el pozo de las lomas. Poco a poco se ve en el horizonte la laguna enmarcada entre las altas paredes. Estamos deseando llegar. Y aquí estamos. El pozo de las lomas. El agua es cristalina, sopla una ligera brisa que mueve el agua haciendo pequeñas olas y el silencio típico de estas zonas de montaña nos calma y nos relaja. Todo invita a tumbarse y mirar al cielo observando las aves que planean. Hay que disfrutar de este rato que se nos ofrece después de una dura subida.
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